lunedì 5 aprile 2010



Este es un humilde blog y pocas cosas hay más humildes que un plato de lentejas. El motivo es que las leguminosas, incluidas las lentejas son especialmente reconocidas por ser una de las pocas familias botánicas que contribuyen a fijan nitrógeno de la atmósfera. Quizá esto no parezca importante ahora mismo cuando lo globalmente crucial es deshacerse del CO2 masivamente emitido al aire y no se confiesa que la única manera natural de reconducirlo a su ciclo natural es promover el desarrollo de la masa vegetal, principalmente forestal(el tamaño importa en este caso o mejor, la superficie de absorción).Sin embargo, fijar CO2 atmosférico y acabar produciendo carbohidratos es algo que todas las plantas hacen por extrema necesidad, porque las define como tales. Fijar nitrógeno si no eres una bacteria es bastante insólito.

Por cierto, el nivel de óxido nitroso (NO, el gas de la risa, venenoso) en la atmósfera ha aumentado un 15% desde la época de la revolución industrial y algunos científicos también han alertado de posibles peligros, incluso en la cumbre de Copenhague, aunque los periodistas no hayan dado mucho eco al problema. http://planetearth.nerc.ac.uk/news/story.aspx?id=620

Volviendo a las leguminosas ( lentejas, habas, guisantes, trébol, acacias…;), en las raíces de estas plantas se encuentran unos nódulos que alojan bacterias captadoras de nitrógeno ( la más famosa es Rhizobium) formando una mutuamente beneficiosa asociación de seres vivos (planta-bacteria), en otras palabras formando un simbionte, La bacteria transforma el nitrógeno en amonio asimilable por la planta y la bacteria encuentra en las células de la raíz un ambiente que le proporciona otros nutrientes que necesita. Pero a diferencia de otras famosas asociaciones simbióticas como el pez payaso y la anémona de mar o la rémora y el tiburón, las bacterias habitan en la intimidad de las células de la raíz de la planta, es un endosimbionte. Así que cada nódulo está formado por células gigantescas que alojan a miles de estos bacteroides. Esto suena como abrir la puerta al ladrón, pero para que la situación esté bajo control, algunas leguminosas someten a sus huéspedes a una transformación algo humillante, les obligan a perder su capacidad reproductiva y de paso a modificar la estructura de su membrana y amplificar su genoma.

Las palabras mágicas que producen este encantamiento de bacterias eran desconocidas hasta que los grupos de Peter Mergaert and Sharon Long han publicado sendos artículos sobre el tema en Science vol 327, 26 Feb 2010. Las células vegetales sintetizan unos cuantos péptidos(cadenas de aminoácidos) ricos en el aminoácido cisteína que directamente fuerzan a la bacteria a llegar a este estado de diferenciación terminal que acaba con su multiplicación. Aunque todavía no está claro cómo los otros efectos que producen estos péptidos benefician a la planta, se puede especular que los cambios en el genoma bacteriano pueden aumentar el rendimiento de la fijación de nitrógeno y su absorción por la planta.

Todo esto sucede en el subsuelo, la planta se desarrolla y produce su fruto, en el caso de Lens esculentus, pequeñas vainas donde se encuentran las lentejas-semillas. Aunque nadie se imaginaría un paraíso en el que las lentejas fuesen las protagonistas, éste existe y está en Italia. La floración de esta hierba anual a 1400 m de altitud en Castelluccio di Norcia acompañada de montones de otras flores silvestres produce éxtasis visual acompañado de olor a miel y felicidad.